viernes, 31 de agosto de 2012
Aquel Detalle.
Flores del valle, temidas y fugaces,
fueron hemoglobina y nada más,
surtidas por enojos y silencios,
jardines en la flauta del sendero,
sonajas de infantes veraniegos.
Fueron y ya no, [...].
Nada de temor, nada de anhelos,
nada de senderos,
el primero era falso,
el segundo una longeva acotación.
El tercero sería de pronto efecto de la casualidad,
o por sí mismo, no sé, miento, desmiento me acelero,
naufrago en esas palabras del balcón de mis temores más recónditos,
de mis deseos aledaños a los peldaños de la natural cosmovisión que emerge de la profunda desazón
insípida de mi ser,
ese que no sé.
Inhalador de burbujas danzantes y abrasadoras,
propulsor de la quinta fila,
seguidor de la tendencia más graciosa y más necesitada,
¿la de fingir que uno ama?
silencio, hasta mañana, hasta mañana...
(A quien le interese).
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Hasta mañana...que bueno.
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